19/4/11



Yo no sé nada acerca de cómo pintan los geométricos, tampoco de escribir textos para muestras, sin embargo estas obras me atraen en exceso como para aventurarme unas líneas.

Quiero llevarme la pared porque allí deambulan todas las preguntas.

La pared blanca pesa.

La pintura vive en ese espacio intermedio entre cuadro y cuadro y hacia

adentro o fuera de cada uno de ellos.

Gilda problematiza los límites del cuadro y se vale de un acotado número de posibilidades. Con maestría domina el tiempo diferencial de la pintura, un tiempo del cual se apropia y traslada al espacio.

Una vez me dijeron: “hay muchos cuadros pero pocas pinturas”

Quién soporta a quién: la tela a la imagen, el bastidor a la tela, la pared

al cuadro, la imagen al espacio, el espacio al tiempo, el tiempo a la artista…

Estas pinturas son demasiadas provocaciones. Qué más decir, todo está allí y continúa, atravesada la sensibilización de mi mirada en mi cabeza. Nada tiene que ver la velocidad inicial del gesto envolvente que configura las imágenes con el eco que tortura mis pensamientos.

Cynthia Kampelmacher

Marzo, 2011